El espacio exterior
De nuevo nos toca jugar en la pista de fuera, gris, irregular y áspera como un asteroide. Las obras en la principal, con sus verjas, montículos de arena, cintas de acceso restringido y hasta un contenedor metálico de escombros suponen un decorado raro, como de otro planeta. Esperamos ver aparecer un alienígena. No ocurre, lástima.
Órdenes de misión
- hoy nadie se queja
- si el árbitro no pita, no es falta
- si me empujan/golpean/agarran y no es falta, empujo/golpeo/agarro igual.
El espacio es un lugar inhóspito sólo apto para los más fuertes. Como Esparta, pero muy frío y sin oxígeno.
La carrera espacial
Desde el inicio, los nuestros van a por todas, con intensidad, velocidad, sin lamentos, ganando bolas divididas. Resisten firmes la propuesta de juego de contacto de Alameda. Y juegan mejor. Al descanso, el marcador nos da la razón. Los chicos están cumpliendo con lo que exige un partido contra el líder.
Houston, tenemos un problema.
Como de costumbre, la defensa individual es un lastre. Un punto negro que remarco en el intermedio. La cara oculta de la luna. Con más atención defensiva, las ocasiones del rival serían menos. Pero no se puede tener todo. Y lo bueno está siendo hoy muy bueno.
Encuentros en la segunda fase
El equipo contrario regresa más volcado en la presión. Los nuestros, aleccionados para salir de ella, juegan contra valla. El partido no cambia mucho. Seguimos fuertes y aguantando envites. No hay bolazo, herida por abrasión tras caída en el maldito asteroide u ocasión increíble que no acaba en gol (los rayos gamma lo evitan una y otra vez) que nos detenga. Con todo, seguimos mandando en el marcador.
Cuenta atrás: 10, 9, 8, 7…
Tras ir ganando por dos goles en varias fases del partido, merecemos los tres puntos. Pero en la cuenta atrás de fin de misión nuestro escudo térmico es sólo de un gol. El descenso a superficie es abrupto; el aterrizaje, brusco: encajamos gol a 6”. Vale, no podemos plantar nuestra bandera, pero hemos plantado cara. Y la carrera espacial es de largo recorrido.
Tocar las estrellas
Partidazo de los nuestros. Con esta actitud, hasta el infinito y más allá
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